Siento ese vacío en el estómago que se siente cuando vas a aventurarte en algo nuevo, el miedo a no poder hacerlo y a su vez, esa sensación de mariposas en el estómago que te hacen sentir esperanzada, creyendo que todo saldrá bien y, francamente, yo creo que así será, siempre me he repetido que esa es la clave de todas las cosas, me repito este mantra siempre que quiero hacer algo, sólo hace falta querer algo, desearlo de verdad y decidirte a hacerlo para que las cosas sucedan.
Me angustia pensar que quizá me perderé momentos importantes en la vida de mis hijas, que quizá no asistiré a algunos festivales, pero también estoy segura de que todo esto es sólo momentáneo, ellas son fuertes, a veces pienso que más fuertes que yo, porque son capaces de levantarme, aún con toda esa carga que llevo a cuestas, ellas me dan fuerzas siempre, no se cómo lo hacen pero lo adoro.
Sé que se adaptarán, sé que comprenderán que mami trabaja, que mami estudia, que mami hace todo esto por ellas y por ella misma, sé que van a entender que hago todo esto para evitar recaer, que necesito mantenerme ocupada, pero ocupada haciendo realmente lo que me gusta, retomando mi vida, ahí donde la dejé tirada aquella vez.
Sé que tengo un esposo maravilloso, que es siempre mi pilar, mi fuerte, mi ansiolítico personal, siempre aquí para mí, siempre dándome ánimos, siempre dándome confianza, siempre haciéndome sonreír...
Gracias, cariño, tú me has enseñado que siempre hay esperanza, ¡que yo puedo!
Ya he empezado el camino cuesta arriba, ¡y vaya que cuesta!, pero es maravilloso vivirlo con ellos, para ellos, para mí.
Todo estará bien. Confío en mí.
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